INSPIRACIÓN PARA EL OTOÑO/INVIERNO 2023. COLORES, TENDENCIAS Y UN POCO DE OPINIÓN PERSONAL.
El problema principal de las tendencias de cada temporada es abusar de ellas (como por ejemplo, el caso de los metalizados o del estilo cowboy ya que, en mi opinión, si no se tiene un poco de cuidado se corre el riesgo de ir de lo más vulgar creyendo que se va moderno). Lo ideal sería construir temporada a temporada un armario de calidad, con prendas que entren y salgan de nuestro armario en función de los cambios y gustos del momento actual pero siempre manteniendo un línea de uniformidad para que nos resulte útil, cómodo y, por supuesto, bonito. Crear un armario estacional, que no un "armario cápsula", con prendas bonitas, elegantes a la par que funcionales, capaz de hacernos fáciles las transiciones entre estaciones y de proporcionarnos soluciones rápidas ante situaciones que surgen instantáneamente y sobre las que tenemos poco margen de actuación, sería a lo que deberíamos aspirar.
Siguiendo con los colores y las revistas, parece que el rojo en todas sus derivaciones, aunque en especial el llamado "oxblood" es el que se lleva la palma. Se trata de un rojo que ya tuvo su momento en la década de los 2000 y ha vuelto a ponerse de moda, ya que no hay una tonalidad más perfecta para definir el inicio del otoño. Con este color damos un toque más moderno a nuestro estilo pero respetando los tonos fríos y elegantes de las típicas paletas del Otoño/Invierno, como el negro, el azul marino o los tonos marrones.
Oxblood se traduce literalmente como "sangre de buey" y aunque se parece al tono borgoña tiene un subtono menos morado y más marrón.
Este tono ha podido verse en los desfiles de diseñadores como Prada, Balmain o Hermès, tanto en prendas de ropa como en complementos. Y, si no me falla la memoria, este tono aparece también en una de las colecciones efímeras de maquillaje de Chanel de comienzos de otoño.
Me parece un tono muy bonito y favorecedor, perfecto para romper un poco con negros y ocres tan típicos de esta época otoñal, pero que no pasa de moda.
El tartán, aunque no es un color, vuelve a estar de moda como cada invierno. Personalmente, el tartán sólo me gusta y lo utilizo entre los meses de Noviembre y Enero. Sé que a muchos os parecerá una tontería pero tengo tan sumamente interiorizado el estilo británico en el que este tejido se usa muchísimo en los meses previos a la Navidad y tras ella desaparece, que no concibo hacerlo de otra manera. Fuera de ese tiempo, no lo veo.
Exactamente lo mismo me sucede con los tonos pastel. Claro que me gustan... pero no sé si me apetecen en Diciembre o en Febrero, porque en esos meses me gusta más verme en tonos negros, teja o caldero -de mis favoritos-, o con tonos verde botella y camel (el tema de este color merece un capítulo aparte, porque dentro de este tono de marrón existen también varios subtonos que, en función del color de nuestra piel o cabello, nos favorecerán más o menos. De ahí que unas veces tire más a un color maquillaje -si se trata de un camel cálido- y otras más hacia el morado -si se trata de un camel frío-).
Sea como fuere, los tonos pastel invaden las tiendas este invierno y veremos mucho rosa empolvado, azul en toda su gama -especialmente, azul eléctrico y azul bebé-, amarillo -del mostaza al más clarito- y blanco. Sí, blanco, combinado de múltiples maneras, con colores más potentes o dentro de la gama del mismo tono, sin importar si las prendas o accesorios que se mezclan sean o no idénticas. Hay que jugar... pero sabiendo las reglas. Si sabemos la teoría pero no la práctica, en mi opinión, resulta más razonable no tentar a la suerte y decidirse por las mezclas que no fallan. En moda hay una línea muy muy fina entre lo que es tendencia y lo que es meter la pata por eso, y como casi todo en la vida, la cautela es la mejor opción. Mejor la discreción que pasarse de frenada.
Otra de esas tendencias efímeras es la de añadir a toda prenda de abrigo una bufanda. Sería como una extensión de la prenda que llevemos más cerca del cuello, como por ejemplo, chaquetones, abrigos, etc. ¿Cómodo para esas personas que siempre se dejan la bufanda en casa cuando hace frío o para las personas perezosas que no les apetece llevar más que lo justo y estrictamente necesario? Es posible.... en mi caso, es una tendencia a la que no le encuentro mucho sentido. Me encantan las bufandas; es uno de mis complementos favoritos y me encanta combinarlas y jugar con ellas. En los meses de más frío donde apenas mostramos la ropa que llevamos bajo los abrigos, hay que optar por complementos que nos abriguen, nos favorezcan y con los que además nos podamos divertir. Y esas son las bufandas para mí .
Y por último, la tendencia "Años 50", que me encanta: faldas evasé que marcan y afinan la cintura combinadas con prendas de punto, como rebecas y jerséis . Este tipo de falda redondeada y con vuelo fue creada por Christian Dior y presentada en su desfile del 12 de Febrero de 1947. Este desfile se creó en torno a dos líneas: En Huit y Corolle. Nace entonces la llamada silueta New Look: hombros suaves, cintura marcada, una chaqueta que acentúa las caderas y una falda amplia y plisada a la que se denomina corola o corolle, en frances.
Esta falda, típicamente femenina, fue rápidamente adoptada por las celebridades de los años 50, como Marilyn Monroe, y gracias al desfile de Dior vuelve con fuerza este Otoño-Invierno.
Evito hablar de esa tendencia vulgar y hortera en la que se confunden transparencias con mostrar prendas íntimas. Me parece de una absoluta falta de buen gusto y de decoro.
Evito también mencionar los pantalones vaqueros y sus mil tipos, variaciones y modalidades. En estos últimos años para probarte un vaquero y/o hablar del tema, hay que doctorarse en la materia. Que si los pitillos no están ya de moda, que si ahora sólo se llevan los pantalones rectos, que si para estar a la última hay que tener unos vaqueros anchos y rectos, que si.... y así hasta el infinito. Como trato de ser bastante práctica y resolutiva en cualquier tema de mi vida, mi opinión es que te compres los que mejor te quedan y a los que más provecho vayas a dar. Creo que los pitillos son unos pantalones comodísimos en invierno para poner con botas altas y botines o botas de media caña, especialmente en lugares como Asturias, dónde llueve muchísimo, mientras que los pantalones flare o de pata ancha resultan más incómodos al mojarse y dejar ese típico cerco tan sumamente feo en la parte trasera de la pierna. En cuánto a los vaqueros anchos y rectos, no todos sientan bien a todos los cuerpos y en la mayoría de los casos ensanchan más que afinan. Los vaqueros... ese mundo tan complicado.
Y ya para terminar me gustaría hacer una mención especial a los trajes pantalón, que desde la temporada de invierno pasado están tan de moda. Si os fijáis bien, desde hace un par de temporadas más o menos han dejado de llevarse los blazers o americanas muy entalladas para pasar a todo lo contrario y convertirse en prendas amplias -oversize-. Eso no significa que lo oversize tenga ser desmesurado o excesivamente grande; con que simplemente, en el caso de las americanas, el hombro baje un poquito y redondeé, es suficiente. No me gusta que, aunque la tendencia sea llevar las prendas amplias, las mangas tapen las manos; seguramente sea una manía personal o un tema de cómo debe llevarse adecuadamente el traje de chaqueta en los caballeros, pero las manos han de quedar siempre a la vista. Lo mismo sucede con los pantalones. Por una parte, no deben hacernos rollitos, quién los tenga, y deben caer con fluidez en el cuerpo... aunque pensándolo bien, no debería hacernos rollitos ni este tipo de pantalón ni ninguno. Si no se adecúan a nuestra figura, se prueba una talla más y sin problema. La talla no hace a la persona y en función de la tienda a la que vayamos o la marca de la que nos vistamos, es muy posible que tengamos un baile de tallas en nuestro armario que dé miedo. Me reitero, la talla no importa, nadie te va a preguntar qué talla llevas puesta cuándo estés en la calle pero sí es un error marcar detalles del cuerpo que estéticamente no pulen el resultado final.
Dicho ésto, por supuesto que cada cuál es libre de ponerse lo que le dé la gana y cómo le dé la gana pero eso no significa que sea correcto ni que favorezca ni que quede bién. Deberíamos acostumbrarnos más a menudo a que se nos digan las cosas sin ambages y sin eufemismos, que en nada nos ayudan, y que son más bien palos en nuestra propia rueda. Conocerse, aceptarse y asimilar como somos no significa que no tratemos de mejorar pero ayuda mucho a ser consciente de nuestros pros y contras y de nuestros puntos fuertes y débiles. En cambio, si nos dejamos llevar por cantos de sirena nunca afinaremos nuestro sentido crítico y seremos incapaces de distinguir, no sólo las cosas que personalmente nos atañen, si no cualquier tema de la vida en general.
Y ya para terminar, me gustaría decir que a pesar de modas, tendencias, colores y demás, la moda diaria la creamos nosotros mismos a través de nuestro estilo personal, con independencia de lo que revistas, firmas e influencers quieran hacernos creer. Ser coherentes y conscientes con nuestro estilo de vida nos ayudará a comprar mejor y a elegir mejor y a no tener excedentes absurdos de ropa en nuestros armarios que no sirven de nada salvo de estorbo.
Pensar, discernir y decidir antes de comprar. Esa es la clave para no fallar.
Gracias por leerme. Un abrazo.
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